¿Te ha pasado que siempre que llega el fin de semana aparece un molesto dolor de cabeza? Pues sigue leyendo que te contamos las razones habituales.
Muchas veces el ritmo de vida que llevamos a diario nos provoca estrés del que, quizás, no somos conscientes. Este estrés está provocado por rutinas laborales que pueden desencadenar pequeñas cefaleas porque no descansamos lo suficiente entre tarea y tarea.
Además de encontrarnos un poco saturados por el horario de la semana, cuando llega el fin de semana tendemos a cambiar nuestra rutina del día. Paramos en seco, que se suele decir, y aparece…
El dolor de cabeza recurrente de fin de semana
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El hecho de interrumpir las rutinas de un día para otro es un cambio brusco que se traslada a nuestro cuerpo y mente. Es por eso, que se produce la paradoja de que, incluso cuando deberíamos estar disfrutando de un merecido descanso, aparece el temido dolor de cabeza de fin de semana.
A nuestro organismo les afecta los cambios, somos una especie de conjunto de hormonas que pueden llegar a transformar incluso nuestras emociones.
La adrenalina es una de las hormonas que segrega nuestro cuerpo de forma natural, además de ser un neurotransmisor. Esta hormona contrae los vasos sanguíneos de una manera que provoca cambios en las arterias. Se cree que un exceso de ella causa dolor de cabeza.
Las personas con este tipo de dolor de cabeza mantienen tensión en el cerebro durante toda la semana. En el momento de descanso nuestro cerebro libera más adrenalina, liberando dicha tensión necesaria.
Pasar del estrés en el trabajo a un estado de descanso los sábados y domingos hace que la relajación después de un estrés sostenido en el tiempo se acumule provocando dolor de cabeza.
Consecuencias del estrés sostenido en el tiempo
Si alguna vez te has encontrado en situaciones donde experimentamos un evento traumático y/o estresante, es muy seguro que con el tiempo desarrollemos un trastorno de estrés conocido como estrés crónico o fatiga crónica.
Esos tiempos de tensión terminan mostrando sus consecuencias una vez sales del ciclo de estrés constante o mantenido en el tiempo. Es allí cuando debes tomar acción para recuperar tu salud y sanarte de esa fatiga crónica posterior a esta situación.
Los momentos de estrés se multiplican cada día e incluso van a más cuando llegamos a la edad adulta. Como vivimos en un mundo en rápido movimiento, que nos exige ser capaces de realizar múltiples tareas para cumplir con las expectativas, la presión es superior para aquellas personas cuyos trabajos suelen ser multifuncionales.
Es por eso que los dolores de cabeza de fin de semana son más habituales en emprendedores y en personas que tienen puestos de responsabilidad.
En este sentido, observamos un aumento de personas con fatiga. Es cierto que todos hemos experimentado esta sensación de cansancio, pero no por eso debemos tratarlo como algo común y sin importancia, como el estrés crónico. El estrés puede alterar la salud y afectar las relaciones personales.
El estrés se manifiesta como emociones que provocan discapacidad física y mental. Su origen puede provenir de cualquier ambiente o pensamiento que haga que una persona se frustre e incluso pueda afectar a su carácter y a la convivencia con otras personas de su entorno.
Se sabe que las pequeñas cantidades de estrés son generalmente positivas, ya que son herramientas poderosas para evitar el peligro y activar el estado de alerta. Por otro lado, cuando se mantiene la presión y se presenta resistencia, las personas comienzan a sentir molestias (tensión muscular, palpitaciones, etc.)
¿Qué es la fatiga?
La fatiga es un término diferente a la somnolencia, que se refiere a la necesidad de descansar por problemas de sueño.
La fatiga es la falta de energía y motivación. De hecho, la somnolencia y el letargo (sentirse indiferente a lo que sucede) pueden ser un síntoma de fatiga.
Ésta puede ser una respuesta normal e importante al esfuerzo, el estrés psicológico, el aburrimiento o la falta de sueño. La fatiga es un síntoma común y, por lo general, no es causada por una afección médica grave, sin embargo, puede afectar a nuestras capacidades físicas y mentales.
Este síntoma puede ir acompañado de pérdida de apetito, irritabilidad, malestar general, debilidad y dolor de cabeza, además de deshidratación leve. Es muy importante no descuidar nuestra alimentación e hidratación cuando estamos muy ocupados.
Por ello es bueno atender a las señales de alerta. Se considera que una persona tiene deshidratación moderada si su piel está seca, pierde elasticidad, produce menos orina o es de color más oscuro. Los calambres musculares, los desequilibrios, la confusión, la dificultad para hablar, el aumento de la frecuencia cardíaca y la temperatura indican una deshidratación grave.
El dolor de cabeza los fines de semana es la consecuencia de un ritmo de vida, a veces demasiado intenso, que no nos afecta incluso a los periodos de descanso.
¿Has tenido alguna vez dolores de cabeza los fines de semana? Cuéntanos tu experiencia en comentarios, nos encantará leerte.
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